FUEGO A DISCRECIÓN | Jorge Ley
No habíamos asistido a un episodio tan grotesco, por banal y ridículo ante lo que hemos presenciado los últimos meses política, social y jurídicamente, desde que David De Gea quedó atrapado en Manchester por los desvaríos burocráticos del maldecido fax. Es gracioso, eso sí. Gracioso de pegar una carcajada burlona. Pero se agradece cuando menos la no solicitada y no pretendida distensión. La escandalera montada por 4 fachas y algunos «neutrales» respecto a la camiseta de la selección española, que meten vía redes sociales más ruido que las caceroladas independentistas a las 10 de la noche, no es sino un recordatorio constante de que la única mezcla de política y deporte que les molesta es la que no se ajusta a sus coordenadas ideológicas. Por eso tienen que salir en estampida a la caza de republicanos, o de republicanos de twitter, que en los últimos años vienen a ser más o menos lo mismo. Sigue leyendo