Jorge Ley
El argumento es un cliché andante: Un grupo criminal secuestra a un empresario para pedir un rescate. El giro: Familia del empresario secuestra a la madre de una de las cabezas del grupo criminal para utilizarla de seguro de vida ante lo que podría pasarle a la víctima. Por suerte, no hubo aquí desenlace Tarantiniano y las familias no quedaron en algún lugar alejado del pueblo para resolver el conflicto a tiros. No se necesita, de todos modos, demasiada motivación para iniciar una guerra entre apellidos; basta con que un niño le tire un huevo a otro, como en San Luca. Lo que no hubiese pasado de una charla entre dos madres tratando de disculpar a sus respectivos hijos mientras los padres «dirimían» responsabilidades hablando de fútbol, acabó convertido en una matanza generacional entre clanes enfrentados. Y todo por un huevazo.
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