Setién rapta a Ernesto

FUEGO A DISCRECIÓN | Jorge Ley

«ANSU y Riqui nos han dado dinamismo», dijo Setién al terminar el parto vasco contra Unai Simón. Y yo solo me senté a esperar el relámpago furioso y las encíclicas interminables de quienes, nada más escuchar alabanzas a un canterano, corren exasperados entre una muchedumbre mientras van arrojando gente por los suelos simplemente para llegar a tu puerta y repartirte la adversativa clásica del “Pero es muy pronto. Que vuelva más tarde”. Al ritmo que piensan algunos que debe moverse el fútbol y los ciclos naturales, la próxima aparición estelar de las criaturas de La Masía será en un andador y con una boina en la cabeza. Un buen día veremos a Riqui Puig cargando con su segundo hijo en el cogote y El País bajo el brazo en una portada del ¡Hola! y todavía alguno soltará entre dientes el “Ya llegará su tiempo”

Un roto para un descosido

¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley

UN FORO que dimite de su responsabilidad para con la sapiencia y pasa olímpicamente de la realidad objetiva en un tema de calado histórico no podía tener un interlocutor más consecuente que un limitado pendenciero. Y es precisamente eso lo que explica lo que prosiguió. No al revés, según versión de los santos patrones del casito gratuito (¡Y público!) al terraplanismo. El escándalo, pues, delata por qué algún alma cándida dentro de CONAPRED tuvo la realización divina de que cabía darle pábulo de Estado a un poco alumbrado cuyo mayor mérito para participar de la discusión pública en un foro gubernamental consiste en alimentar la delirante fantasía del “racismo inverso” [sic]. Es decir, cuyo sentido obvio de exhibición en tal espacio venía de su indudable potencial como objeto de estudio. ¡Lo que desaprovechamos!

¡Viva el liberalismo!

¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley

Enrique Alfaro, ¡Firmes, ya!, es un sujeto sulfurado que, montado en su macho, ha decidido llevar sus cuitas hasta el final con miras a las próximas elecciones presidenciales. Y así le ha ido. Entendible aún. Visto el último caso que alojó Los Pinos, no le negaría el derecho (¡Ni a nosotros el placer!) de convertirse en la nueva calamidad. ¡Lleva camino! De prueba están las espaldas de los jaliscienses. Su pose de matón de casino, esa falta obscena de humanidad, pues, lo ha llevado a reducir al anecdotario la caza que dieron miembros de la policía de Guadalajara a manifestantes por el asesinato de Giovanni López ¡a manos del sistema de justicia local! Algo que debería entender hasta Alfaro, que vive denunciando persecuciones centralistas incluso en sus delirios febriles por los que culpa de todo al gobierno de la nación: Hasta de que su policía pegue a manifestantes mientras su fiscalía habla de desaparecerlos. ¡Cómo no va entender de cacerías si hasta las imagina con psicodélica frecuencia! Activistas de años, ojo, a los que sus amigos por conveniencia (del santo liberalismo del ¡”deme paguita porque libre mercado”!) pintaron como brazo armado del gobierno federal. Como delincuentes. Efectivamente, Enrique, ya hemos aprendido que las vidas que sí valen son aquellas que se permiten ser patrocinadas.