¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley
EL AGARROTAMIENTO empático y darwinista de media sociedad que salió matizando todo el rato (Y ya hablaremos un buen día de eso del matiz) “es que solo afecta a los viejos” al principio de la internacionalización del virus, prima hermana de la todavía más lisérgica “solo se mueren los mayores”, ha mutado sin remedio al experimento social psicopático por excelencia: “Que se mueran los viejos y que todo siga rodando”. Inauguró el simpático jueguito la amenaza gerontocida Boris Johnson, que a medio camino ha quitado el dedo del gatillo, y va a todo tren, tras la verdad revelada del anciano desechable, la catástrofe social y política que habita la Casa Blanca. Es decir, ya no como un deje de alivio falso e inconsciente, sino como toda una propuesta estúpida, estupefaciente e indecorosa. Es una concepción sintomática de lo que significa “que todo siga rodando” y una frase que solo se puede relacionar con un grupo de CEO nadando en una mar de billetes mientras el resto de la carne sobrante, nosotros, sus empleados, vamos enterrando padres y abuelos sin siquiera podernos despedir. Muy bien vestidos, eso que ganamos. Sigue leyendo