Primero de Colonia

¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley

Resultado de imagen para trump carteles

Afrontar la nueva andanada lanzada desde la Casa Blanca debe pasar por la premisa ineludible de que habrá elecciones presidenciales en Estados Unidos en doce meses y que México no solo es paisaje sino actor principalísimo del temario doméstico. Prueba evidente de que las obsesiones enfermizas de los presidentes suelen llegar a la palestra con la inestimable ayuda mediática correspondiente. Y que, como colofón del panorama, el lugar que históricamente ha tenido el jefe de Estado estadounidense, monótono y moderado en el discurso (Las acciones, ay, ay), lo ocupa hoy una catástrofe de proporciones aún desconocidas para la psique humana. Es decir, que donde antes había un Obama ahora deambula un Trump. ¡Qué va! ¡Donde había un Bush (¡Un criminal Bush!), hoy tragamos a un Trump! Esa fosa de dimensiones insondables que hay que padecer. Sigue leyendo

Lo que va de Evo a los indígenas

¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley

Resultado de imagen para racista amlo

Hace solo una semana (¡Una década en tiempos de la 4T!) podíamos decir que la mejor noticia que traía el asilo político de Evo Morales era la de carácter moral: El gobierno (¡Por fin!) se presentó ante el mundo, tomó el liderazgo continental y subió al presidente boliviano, ¡todavía! presidente, a un avión de la Fuerza Aérea a pesar de las indescriptibles consideraciones mediáticas que, en su ínfima comprensión de la política, se piensan (¡Y hasta te lo argumentan!) que unos militares sugiriendo la salida de un presidente en activo no es más que una amable invitación a la reflexión. ¡Vaya invitaciones! Debe ser así en la tierra en la que los militares cambiaron los tanques y los rifles por caballos y palos. Pero todavía vivimos, algunos, en el mundo real. El ministro de exteriores Ebrard y el presidente López Obrador, por suerte o porque saben sumar dos más dos, hicieron lo único sostenible moralmente cuando las complicidades en el cono sur imponían dejar a Morales desamparado para que muriera apaleado como un perro por las buenas huestes sublevadas. Un asunto difícil de explicar si este alzamiento no es un golpe, pero los que no distinguen convenientemente entre revolución y rebelión de las fuerzas armadas te lo afinan sin problema en el editorial correspondiente. El paso inexorable que procedía a disfrazar la genuflexión de reflexión. Lo que le hicieron a la casa y a la mascota del presidente exiliado no fue sino el preludio de su destino si lo encontraban los mercenarios del litio: La muerte biológica. La civil, la que impunemente le inyectó la OEA, fue decretada con singular alegría por las fotocopiadoras, los medios, a los que Almagro brindó sin resquemor alguno sus febriles delirios. El aval sentimental golpista. Sigue leyendo

Los buenos golpistas

¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley

Resultado de imagen para golpe de estado en bolivia

Para entender cómo funciona (¡Que hasta la degeneración exige de una operación interna, hombre!) el fascinante mecanismo de lavar en la opinión pública una intervención policíaco-militar que desaloja (Ojo al verbo, queridos aprendices del periodismo) a un presidente en activo solo hace falta recurrir a una de las caras más visibles del blanqueo, Almagro. Secretario general de la OEA (De la que se podría decir a modo de eufemismo que no es lo que la teoría explica) y un blanqueamiento de la razón en sí mismo. Un sujeto tan poco recomendable para la vida adulta y la democracia que se ventiló en unas cuantas líneas la crisis constitucional de un país miembro como es Bolivia, producto de un golpe. Así ha funcionado todo en realidad y él mismo de monigote: Aparentando normalidad. Y tiene esto, también, su inapelable lógica interna. Sería altamente destructivo para su rol de cómplice y patrocinador que renegara de un desahucio presidencial forzado al que él mismo abrió las puertas sacando a relucir un reporte manipulador y torticero que disfrazaba alegre y convenientemente irregularidades en una elección de robo en despoblado durante una competencia reñida. Esa que, en la formidable doble vara de la élite reinante, la OEA y colaboracionistas varios jamás denunciaron en el caso de México en 2006, por tirar de ejemplos gráficos en donde la ventaja, además, sí era mínima. Ya hablaremos del desinformado y, desde luego, perfectamente consecuente papel de cooperadores necesarios que han tenido grandes y hasta progresistas medios al vender la versión pueril del «presidente que se marcha por sugerencia de», como si saliera de vacaciones a la Riviera Maya. Es devastador comprobar que los mismos que banalizan e idiotizan la política con el fact checking más infantilizante compren la mercancía oficial como un fanático religioso. Sigue leyendo

El renovado delirio del culto a la guerra

¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley

Resultado de imagen para violencia mexico Lo único parecido a la gracia (¡Y es por la carcajada de fascinación!) que han dejado estas semanas horribilis en el país es una sana constatación, un friendly reminder, pues: Que hasta el Wall Street Journal, «gran diario económico de referencia», dicen, puede convertirse en el devastador muro de Facebook de cualquier atolondrado con posibilidad de voto. ¡Pocas armas más potentes! Solo hay que revisar algunas elecciones y la mano ya nada disimulada de un aparatejo propagandístico y segmentado tan poco presentable como su creador. Si ese frankenstein es, a su manera, peligroso en sí mismo, más razón aún para atender con pinzas y toda la cautela, casi como un forense ante una carnicería intelectual, ese estupefaciente editorial de un medio masivo e ¡internacional¡ (¡Ya debe ser verdad!) que desliza la necesidad de una ¡mayor! intervención militar, desprecia la idea de la justicia transicional como una loca fantasía de los rojos (¡Ay los inconscientes lapsus ideológicos!) y habla de no sé qué califato. Es decir, igualito que el muro de Facebook de cualquier atolondrado pero bajo el efecto potenciador de los esteroides. Una pieza de orfebrería a la que solo eché en falta la recomendación ineludible de un político a su altura, llamémosle Calderón.
Sigue leyendo