Disfunción, el factor X

¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley

IMG_0586El desastre operativo, estructural y hasta moral (Haríamos bien en referirnos a todo el paquete, si us plau) que llevó a la liberación de Ovidio Guzmán en Culiacán sigue teniendo hoy día ramificaciones de un indudable carácter noticioso. Por ejemplo, las sucesivas (Dentro de una oleada sin fin, se entiende y hasta se sobrentiende) conferencias de prensa del presidente del gobierno y su disminuido pero presente (Algo tendrá que quedar…) gabinete de seguridad. Ayer tuvimos una extensísima y, sí, extasiadísima (Perdónenme la vida, queridos, impresionables y ofendidos medios) muestra de laboratorio: En la cascada de preguntas y respuestas sobre el operativo, en medio del intercambio, llegó el cortocircuito argumental por el que aún ignoramos quien le brindó las falsedades logísticas al ministro Durazo que luego diseminó al personal en un video por demás mejorable [sic] ante un momento de máxima tensión. ¡Y no fue un dale que te pego precisamente breve, eh! Las disfunciones gubernamentales ya suelen ser notoriamente aparatosas, pero en medio de un ataque contra el Estado mismo y sus ciudadanos, son más que un asunto de relaciones públicas: Son una bomba de relojería en un barril de pólvora. En este caso, el barril de una ciudad tomada. Pudo haber sido peor.
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Culiacán como botón de muestra

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Cualquier análisis serio sobre la detención y posterior liberación del hijo del Chapo Guzmán en Culiacán debe partir de la premisa incontrovertible de que donde antes había un Estado fuerte y autoritario, de strong men se le dice ahora apelando al llamativo diluyente del eufemismo, hoy no hay sino fragmentos minúsculos de poder que palidecen ante la monumental pisada de aquel sistema represor que perseguía y hasta mataba disidentes. Ahora sobran letales pero pequeños caciques con sus ya asignadas parcelas de influencia. Y poco más. La fallida operación policiaco-militar del jueves muestra, a partir de esa realidad, el mismo Estado de desecho que enseñó por fascículos y a la luz del mundo el juicio y condena a Guzmán en Nueva York. Solo hay que contemplar las declaraciones juradas de aquel devastador reality penal para la imagen de México. No hubo otra cosa que el relato por demás conocido de los funcionarios comprados, las instituciones quebradas y la trágica inoperancia para hacerle frente a toda aquella podredumbre. Básicamente porque la historia enseña que donde el terror y la complicidad engarrotan el nervio, apenas existe resistencia. La toma de Culiacán muestra otra cara del mismo drama estructural que aqueja este país desde que en Uruapan una serie de cabezas fueron lanzadas al interior de un club nocturno a modo de exhibición: La terrorífica capacidad del crimen para tomar de rehenes, y como represalia, a toda una población. Es decir, el abandono más gráfico y pornográfico del Estado y sus representantes para con sus ciudadanos. Una claudicación gubernamental y policial que solo produce el miedo. Sigue leyendo

Jódanse, que es obra de Dios

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IMG_0577El epílogo de la tragedia aérea que apagó inesperadamente tanto a Moreno Valle como a la gobernadora electa de Puebla Alonso dejó una secuencia posterior aún más desagradable que la que imponía la propia escena del desastre: Cuando una serie de desalmados conspiranoicos e infames personajillos en serie acusaron a todo dios, por lo bajini o en voz alta, de ser los autores intelectuales de un supuesto asesinato. Eso salieron encantadísimos a contar, por supuesto, sin evidencia contundente alguna y ese run run, el run run sospechosista, se extendió por las redes como lo suelen hacer todas las plagas: Sin filtro alguno y sin discriminar entre sexo, color o ideología. De ese infinito vertedero de la conspiración publicada salió embarrado hasta el presidente López Obrador, unos vengativos panistas y, naturalmente, el ahora sí gobernador poblano Miguel Barbosa. Todos ellos fueron señalados como potenciales criminales por políticos en activo, pobres políticos negándose a la realidad de su inexorable y ¡bien ganado! proceso de desahucio y vendedores de crecepelo que dicen ser periodistas y parecen más bien turbios e interesados políticos. Sigue leyendo

Condonaciones, por supuesto

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Resultado de imagen para condonacion La revelación (Así es conocida, así le llamaremos) de que los gobiernos del Capitán México y Peña Nieto condonaron impuestos a diestra y siniestra a organizaciones varias y personajes dispares (¡Y qué personajes!) no debería sorprender a nadie que tenga en cuenta la notoria altura política de tan siniestros gobernantes. ¡Es la dichosa exclusiva del hilo negro! Esa catadura moral explica que haya ahí caras familiares de la política y el empresariado y, más importante, rostros por demás familiares para los presidentes involucrados directamente en su blanqueamiento delincuencial. Teníamos que volver a tener noticias de Aurelio Nuño, por ejemplo. La suya fue una empresa perdonada gracias a la intervención de Los Pinos. Naturalmente, durante el surgimiento del cáncer peñanietista. Una condonación fiscal así de salvaje y así de descarada sin explicaciones convincentes de por medio (¡y sin explicaciones!) solo es posible en la medida en que existen presidentes alérgicos a la transparencia y la verdad que jamás han purgado culpabilidad o responsabilidad alguna. En nada. Sigue leyendo