¡AQUÍ SE JUEGA! | Jorge Ley
No estoy muy enterado de las vicisitudes de la política bajacaliforniana. ¡Ya solo faltaba expandirme tanto cuan Bonilla! Mira ahí, una manera novedosa de describir las abruptas extensiones: Medir las prolongaciones en Bonillas. Esa razón fundamental es la motivación última por la que no bajo con mayor contundencia a las circunstancias específicas de sus particularidades regionales, pero sí hay un par de cosas de cajón para cualquier demócrata que no ha perdido el norte en esta vorágine que es la 4T, o la dignidad. Un asunto de alta trascendencia ya que se nos han ido buenos y sobre todo, moldeables soldados en la travesía. No es aceptable, ni moral, ni comprensible que un congreso local se de el lujo de pasarse la constitución y todas los principios de mínima decencia por el arco del triunfo. No hay más. Ya podrá el señor Bonilla, el proclamado gobernador de largo aliento ¡Y más larga agonía!, atender con una sonrisa cínica cualquier crítica como si le estuvieran hablando de la trampa que, a buen seguro, hizo jugando al póquer. Ojalá habláramos solamente de la flagrante caradura de un tipo que abusa de sus compañeros de pupitre y no de la flagrante caradura de un gobernante y el séquito que le aprobó esta reforma que abusa de toda una legislación y de sus gobernados. Jaime Bonilla es el indescriptible tramposo que, en buen español, te mea, dice que llueve y luego pide respeto. Hay menos cinismo y descaro en un tahúr twittero.
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