FUEGO A DISCRECIÓN | Jorge Ley
El rey del Camp Nou por aclamación popular, al que recibieron en peregrinación al estadio un grupo de feligreses con la pancarta «God save the king«, calmó las tensas aguas de Stamford Bridge cuando al acecho estaban las galopadas que paría Kanté y Willian y su fusil, al igual que destapó esta noche el champán en el jardín de su casa que es llamada Camp Nou. Todavía. Y solo porque la gente no se ha puesto de frente para protestar por un cambio de nombre llevando caretas de su mito viviente. Aún. Messi apareció, se oyó un rugido atronador y fundido en negro. Como si acabaran de sacar al león de Londres para echarlo directamente al estadio, sin paradas intermedias, ni desvíos involuntarios, a seguir con un festín interminable donde saltaron las costuras blues apenas salieron de la ducha. No hubo tiempo ni para que Conte torciera el gesto. Sigue leyendo