Busquets y la máquina de las ideas

FUEGO A DISCRECIÓN | Jorge Ley

A veces sucede que la definición precisa de los partidos en los que la pelota se arrastra por el campo sufriendo, los laterales esperan atrincherados, los jugadores creativos no producen y los arqueros salen del ostracismo como meras presencias testimoniales, se denomine «táctico». E, incluso, suele ser cierto. La primera parte del clásico en el Bernabéu, más que táctica, fue desértica. Porque ni pasaba nada, ni en otro nivel de apreciación, más intuitivo y casi primario, sucedían cosas. Lo poco que se dejaba ver era catártico, como convulsiones espontáneas donde algún alma en pena se daba cuenta que, efectivamente, había vida en el estadio. Hubo qué esperar al segundo tiempo para ver pruebas de civilización con Marc André en el arco levantado imperios. Un hombre al que podrían tirarle una casa encima y no se le movería el flequillo, como a James Bond. Sigue leyendo