FUEGO A DISCRECIÓN | Jorge Ley
A esta altura de la vida moderna del FC Barcelona, habiendo saboreado las mieles del éxito del Guardiolismo, habiendo disfrutado lo posible con las innovaciones tácticas de Tito Vilanova y habiendo ingresado a territorio inexplorado de la mano de Luis Enrique Martínez (Títulos, activación tras el tatamartinismo y otro modelo de juego con todas sus consecuencias), es comprensible que una Copa del Rey no sea suficiente para el paladar del aficionado culé moderno. Porque se siente como un retroceso evidente a un pasado en el que las temporadas se salvaban apelando a las victorias en los clásicos y a los trofeos de la Copa del Rey en las vitrinas. En cualquier momento se nos aparece en la televisión Bill Clinton conversando de forma íntima con Monica Lewinsky. Sigue leyendo