Jorge Ley
Carlos Puig entrevistó a Peña Nieto, cuando aún era el candidato del PRI por la presidencia de México, dejando unos titulares que se descubrirían años después como carne de portada. De materia prima lista para ser moldeada a placer por opinadores y twitteros. Puig descubrió, casi sin querer, que se podía arrinconar a alguien sin tener que recurrir a la hemeroteca y sin que el entrevistado pegue de brinquitos de la silla como si amagara con ir al baño. Le bastó, más que con apelar a las declaraciones antiguas, con crearlas de la nada. Sigue leyendo