LAS COSAS COMO SON | Jorge Ley
Hubo un momento que, en ese caminar hasta el punto de penal, llegué a pensar que Messi desfallecería. Se nos desharía en pedazos como si fuera un juguete de Lego. Tras guiar a su equipo como faro de costa hasta merodear el arco de Claudio Bravo, se rompió en el peor momento. Mis cualidades predictivas, que no pasan de adivinar qué personaje muere en alguna película o serie (Tengo un amigo al que cada vez que vamos al cine le surgen tendencias homicidas hacia a mi), alcanzaron su culmen tras fallar su penal Arturo Vidal. Se acercaba Messi a su encuentro con su compañero culé y mi sirena se encendió de golpe como si estuviese en una estación de bomberos a mitad de la madrugada.