Los muertos de nadie

Jorge Ley 

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, que no es una muchedumbre alborotada con ansias anti sistémicas que pretende prender fuego al Palacio Nacional, aunque los escandalizados rapsodas del oficialismo se encarguen de ponerlo en duda, le ha puesto el último clavo al ataúd de un gobierno carcomido por los casos de corrupción y una gestión de crisis catatónica respecto al asunto madre de su sexenio que tendría que tener tanto al Estado como a los familiares de las víctimas consolidados en una unión que deberían haber pactado con las manos pintadas de blanco. Un poco como hicieron los españoles cuando ETA estaba aún en modo de búsqueda y captura.

Esta nula reacción no envidia nada a la cara que se le quedó a Bush cuando las Torres Gemelas fueron derribadas por Al Qaeda. El problema con el actual gobierno del PRI es que su pasmo no ha durado minutos, ni siquiera horas, sino que se ha extendido a través del tiempo como si Peña Nieto estuviese desde hace meses y meses leyendo el libro al revés. Con la cara que se le queda a las vacas cuando ven pasar al tren.

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